Barcelona, ciudad de diseño
Barcelona, ciudad de diseño
La inauguración, en diciembre del 2014, del Museo del Diseño de Barcelona, que acoge un fondo de 70.000 objetos, es quizás la muestra más clara de que Barcelona ha sido durante toda su historia una ciudad vinculada al diseño y a las artes del objeto. El legado que el diseño ha dejado en la ciudad durante siglos es prolífico: están presentes las artes decorativas y el diseño industrial, la cerámica, el mundo del textil y la indumentaria y las artes gráficas. Barcelona ha vivido constantemente vinculada al diseño como disciplina artística y, también, como herramienta de transformación social.
Referentes centenarios
Barcelona ha sido siempre una ciudad pionera en el mundo del diseño. En el 2003, una de las instituciones de referencia en esta disciplina, el Fomento de las Artes Decorativas (FAD), cumplía cien años de vida y trabajo dedicados a la defensa encarnizada del valor del diseño como elemento modernizador y útil de la vida cotidiana. Así se ha concebido siempre el diseño en la ciudad: como una disciplina ética y estética. Y es que Barcelona ha destacado en los principales movimientos artísticos de ámbito internacional.
La relación del diseño con Barcelona viene de lejos. No en vano, aquí se creó, en 1775, la primera escuela de diseño de España, la Llotja, con el objetivo de formar dibujantes que diseñaran motivos ornamentales para la emergente industria textil catalana. Después se convertiría en una escuela de artes plásticas por donde han pasado grandes nombres del arte, como Pablo Picasso, Joan Miró, Josep Maria Sert o Òscar Tusquets.
Barcelona fue un claro exponente del art noveau desarrollando un movimiento propio, el modernismo, una corriente que superaba las fronteras artísticas para propugnar una transformación radical de los espacios urbanos y, por extensión, de la vida en la ciudad. El modernismo, efectivamente, consiguió desligarse de la herencia clásica y abrir nuevos horizontes, e incorporó la modernidad en todas las disciplinas artísticas: de la arquitectura a las artes decorativas, que se integraron en el diseño de espacios con total naturalidad.
La primera Exposición Universal de Barcelona, celebrada el año 1888, es una muestra del poder innovador de la ciudad: hasta 400.000 personas pisaron una ciudad en pleno apogeo, atrevida y creativa, llena de arquitectos dispuestos a reinventar tradiciones urbanísticasintegrándolas con los nuevos materiales. Así es como la bóveda catalana o el ladrillo de teja conviven armoniosamente con la cerámica, el hierro colado y las grandes estructuras metálicas. Las curvas, la asimetría, y los motivos naturalistas del mosaico fueron la manifestación elocuente del paso irreversible hacia las vanguardias, que llegarían con la segunda Exposición Internacional, la de 1929.
El aterrizaje del racionalismo
La arquitectura de vanguardia aterriza en Barcelona de la mano del GATPAC (Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea), con Josep Lluís Sert o Josep Torres i Clavé al frente. El grupo, inductor de las ideas de la escuela Bauhaus en la ciudad, promovió la integración del diseño en una arquitectura al servicio de la reforma social, que se vio interrumpida por el estallido de la Guerra Civil. La arquitectura de Sert pervive todavía en muchísimos edificios de la ciudad, algunos emblemáticos, como la Fundación Joan Miró, en Montjuïc o el Pabellón de la República, una réplica del edificio racionalista que Sert proyectó para representar a España en la Exposición Internacional de París de 1937. El espacio se proyectó de nuevo en el barrio de la Vall d’Hebron con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992.
Eclosión del diseño contemporáneo
Precisamente, entre los años ochenta y noventa, el diseño del objeto y la creatividad tomó un nuevo impulso en la ciudad. Seguramente, uno de los máximos exponentes es el artista multidisciplinar Javier Mariscal, autor de la mascota de los Juegos Olímpicos, que años antes había diseñado uno de los logos más conocidos de la ciudad, el BAR CEL ONA.
BCN Design Tour
El Barcelona Centro de Diseño ha desarrollado una aplicación para teléfonos móviles y tablets que permite adentrarse en la cultura del diseño barcelonés: se trata de un mapa que recoge los principales locales, entidades, escuelas, hoteles, bares, restaurantes y tiendas de moda y librerías que ayudan a entender por qué Barcelona se ha convertido en capital mundial del diseño.
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