Logo de Versace: ¿desafío contra el diseño?
Por qué el mítico logo de Versace funciona pese a ser un atentado contra el diseño
El emblemático logo de la cabeza de Medusa de Versace desafía las leyes más básicas del diseño, pero aun así es todo un triunfo. ¿Por qué? Por la fenomenal historia de la que es portador.
Si nos atenemos a la sabiduría contemporánea, la que guía de los designios del marketing en los tiempos que corren, los mejores logos son aquellos que se precian de ser simples, limpios y fáciles de reconocer. La simplicidad es hoy por hoy la amiga íntima de las marcas a la hora de dar forma a su identidad visual.
Con todo, hay logotipos que pese a asestar deliberadamente una puñalada al minimalismo que debería gobernar toda acción de branding, se las ingenian para conectar excepcionalmente bien con el target de la marca que, desafiando las normas (y haciéndolas trizas), tienen a bien acogerlos en su seno.
Logos maximalistas, abigarrados, barrocos y complejos hay unos cuantos, pero hay uno que llama quizás la atención sobre todos ellos: el de Versace.
Cuando Michael Kors anunció la semana pasada que pagaría 2.000 millones de dólares para echar el guante a Versace, muchos se echaron las manos a la cabeza de sólo pensar en las consecuencias (potencialmente nefastas) de la transacción para la emblemática firma italiana.
Aun así, y pese a que se avecina probablemente una auténtico chaparrón de cambios para Versace, hay algo que tiene todas las papeletas para permanecer inmutable (so pena de soliviantar a los fanáticos de la marca): su logo.
El logotipo de Versace representa la cabeza de Medusa, una criatura mitológica con el poder de convertir en piedra a todos aquellos que osan mirarla fijamente a los ojos.
Nacido en 1946, Gianni Versace creció en Reggio di Calabria, una ciudad del sur de Italia. Parece que el bueno de Gianni y su hermana Donatella acostumbraban a jugar en las antiguas ruinas de su villa natal. Y en uno de los mosaicos emplazados en el particular patrio de recreo de ambos hermanos había al parecer una cabeza de Medusa.
Tras mudarse a Milán y trabajar con un buen número de diseñadores, Gianni Versace fundó su propia empresa en 1978 y lo hizo con enorme éxito, capturando rápidamente la atención de los “fashionistas” con sus atrevidos “outfits”.
Durante años Versace utilizó su propio nombre a modo de logo, pero en 1993 se apropió de la cabeza de Medusa que tantísimo le recordaba a su infancia.
Sin embargo, parece que no fue la nostalgia que supuraba por todos los poros el logotipo elegido por Versace el que lo catapultó a la fama. “Un pequeño retazo de nostalgia personal no es realmente suficiente para lograr que un logo se llene de sentido a ojos de los demás”, explica Michael Ventura, fundador y CEO de la consultora de diseño Sub Rosa.
“No soy diseñador de moda, pero siempre he creído que la obra de Versace es fea y sexy simultáneamente, puesto que utiliza patrones estridentes y combinaciones cromáticas chillonas y hasta cierto punto odiosas para lograr que algo sea bello. El singular estilo de Versace está en realidad fuertemente enraizado en el mito escogido para su logotipo. Su afán es crear algo que muchos podrían considerar feo, pero que paradójicamente logra cautivar a la gente. ¿Pensaba Gianni Versace en todas estas consideraciones cuando eligió la cabeza de Medusa como su logo? Espero que sí”, dice Ventura.
Escarbar en los pensamientos de Versace cuando tuvo a bien elegir la cabeza de Medusa como el emblema de su marca es lamentablemente imposible, pero no hay duda de que el modisto estaba muy familiarizado con el mito del que hizo deudora a su firma.
Medusa, que otrora fue una mujer hermosa, fue maldecida por la diosa Atenea después de ser violada por Poseidón. Y la que fuera antaño un bella doncella se transformó en una extraña criatura con la cabeza rodeada de serpientes y con la habilidad de dejar de piedra a aquellos que fijaban en ella su mirada.
La dicotomía simbolizada por Medusa, la atracción fatal que esta criatura encarnaba, sedujo al parecer poderosamente al diseñador transalpino. “Cuando le pregunté a Gianni por qué eligió la cabeza de Medusa, me contestó que le fascinaba que todos aquellos que se enamoraban de ella estaban condenados a ser petrificados”, explicó Donatella Versace en una ocasión.
Pese a ser dueño de una simbología poderosísima, el barroquismo del logotipo de Versace masacra de manera deliberada las leyes más básicas del diseño. Y eso es un problema que no impide que éste funcione (quizás por estar ligado al universo de la moda, donde como en el arte las reglas están para romperlas).
“Aunque un emblema tan complicado como el de Versace no es lógicamente el primero que acude a nuestra mente cuando consideramos el branding moderno, se trata de un símbolo clásico que resulta perfecto para la firma”, afirma Ryan Jordan, director creativo de la agencia imre. Al fin y al cabo, “la cabeza de Medusa no es meramente una elección de diseño. Es una historia en sí misma y la promesa de hacer portadora de una imagen sexy a la mujer que se viste de Versace ”, apostilla.