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Historia del retrato Pop Art de Marilyn Monroe

El Pop Art, movimiento artístico originado a mediados del siglo XX, se desarrolla con fuerza en la década de 1960. Surge como reacción ante las corrientes artísticas de la época, sobre todo, del Expresionismo abstracto (ver comentarios a obras de Rothko y Pollock), que se había desarrollado a partir de la Segunda Guerra Mundial, al que se consideraba vacío y elitista, demasiado elaborado y abstracto, muy alejado de la sociedad. El adjetivo popular no se identifica aquí con las manifestaciones tradicionales o folklóricas de un pueblo, sino con toda la subcultura propia de las economías capitalistas más desarrolladas. El Pop Art será la plasmación práctica de la idea que el escocés Eduardo Paolozzi había tenido ya en 1947, cuando reuniendo diversos objetos encontrados en su vida cotidiana, construyó una obra que reunía aquello que constituía a la sociedad de su época. Se tituló I was a Rich Man’s Plaything, en la que por primera vez aparecía la palabra Pop.

Sus autores recurren sistemáticamente al uso de objetos cotidianos de la sociedad de consumo, de productos del mercado, de todo lo que cualquier persona podía ver cada día. Pretenden elevar a la categoría de arte todos aquellos productoscuya difusión se realiza gracias a la publicidad de los «mass-media»: historietas de comics, fotografías de estrellas del cine, de la televisión, anuncios comerciales, fotonovelas, etc.

En términos generales, aunque no lleva implícita carga crítica alguna, sí hay una cierta crítica de la sociedad de consumo al presentarla fuera de su contexto para que la relación del espectador con el producto sorprenda y le obligue a reparar en lo que cotidianamente le tiene alienado. Con estos planteamientos se acababa con la sacralización de la obra de arte (ya lo había hecho el Dadaísmo) que dejaba de ser algo que sólo se viese en los museos.

Las creaciones del pop art parodiaban, adoptaban y capitalizaban los símbolos del consumismo, el éxito y la fama, así como la cultura de masas. Uno de los cuadros más conocidos de Warhol es la reproducción de múltiples imágenes de la fotografía de Marilyn Monroe -sex-symbol e inalcanzable diosa del cine-, coloreada sin atención al detalle y con tonos planos y extremados. Esta obra se encuadra en una serie de litografías que creó a principios de los años sesenta (Liz Taylor, James Dean, bote de sopas Campbell, botellas de Coca Cola, Mickey mouse, etc.). Todos ellos son símbolos de la sociedad de consumo sin significado, no esconden ningún sentido oculto como tampoco hay denuncia. Warhol sólo reflejaba la apariencia de las cosas, no juzgaba, no opinaba, no tenía nada que decir.

En su pintura, además del uso de imágenes sacadas de la vida diaria –práctica habitual entre los artistas del pop- hay otra constante: la repetición en serie de cada uno de sus temas. Esta característica está muy ligada a su particular proceso creativo ligado a la utilización de técnicas de arte aplicado –fotografías proyectadas en la tela, calcos similares a las técnicas de frotado, sistemas industriales como el serigráfico-. A Warhol le gustaba el aspecto impersonal en que desembocaba este sistema de trabajo. La misma cara de la famosa Marilyn retratada en serie resaltaba la superficialidad y banalidad de la fama.