Historia de la tipografía

La tipografía que utilizamos diariamente, sobretodo en el mundo del diseño gráfico tiene muy antiguos orígenes, que están relacionados con la caligrafía y los manuscritos, que ya eran usados antes del año 2500 A.C.
Durante toda la edad media la «industria editorial» se centraba en los monasterios donde los libros eran copiados a mano por monjes especializados, llamados copistas; esta labor se hacia en el scriptorium, el donde se copiaban los textos.

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Posteriormente con el invento de la imprenta, en la época del renacimiento, la tipografía tomo una especial relevancia. En esta época Johanes Gutembreg imprimió su biblia de 42 líneas utilizando sin embargo, caracteres del periodo gótico.

Ya hacia el año de 1500 D.C. la imprenta se había difundido de forma exponencial, la técnica había tenido tanta difusión que en Europa ya existían alrededor de 1100 imprentas instaladas y en funcionamiento.

Este auge de los tipos móviles, permitio un gran desarrollo a la producción de materiales impresos los cuales utilizaban tipografías como la minúscula carolingia y a las mayúsculas cuadradas romanas; adaptadas de los caracteres e inscripciones encontrados en las ruinas del imperio romano.

Estas fueron entre otras, las primeras tipografías romanas, clásicas o con serifa. Llamamos serifas a las pequeñas extensiones o adornos que pueden llevar los caracteres tipográficos.
La primera tipografía con serifas apareció en el año de 1465, posteriormente se estilizaron sus líneas y se dio origen a la llamada bastardilla, similar a los que actualmente conocemos como itálica.

Con el paso del tiempo se ha desarrollado el diseño de tipografías y familias tipográficas en infinidad de variedades de estilos. Actualmente los sistemas informáticos permiten la utilización y el almacenamiento de cientos de fuentes.

La familia tipográfica, en tipografía, es un conjunto de tipos basado en una misma fuente, con algunas variaciones, tales, como por ejemplo, en el grosor y anchura, pero manteniendo características comunes. Los miembros que integran una família se parecen entre sí pero tienen rasgos propios.

Las partes que componen y caracterizan un tipo son: la altura de las mayúsculas y minúsculas, el Anillo, la ascendente, las astas montantes; onduladas o de espina, la transversal, el brazo. la cola, la descendente, la inclinación, la serifa, entre otras.

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